Cómo establecer Límites Sanos siendo personas altamente sensibles
Actualizado: 13 jun

Establecer límites saludables es fundamental para garantizar nuestro bienestar emocional y construir relaciones sanas y amorosas. Los límites actúan como reglas internas que nos permiten reconocer lo que nos beneficia y lo que no en nuestras interacciones con los demás. Para comprender la importancia de los límites saludables desde una perspectiva psicológica, es necesario considerar la alta sensibilidad y la experiencia del trauma, así como los conocimientos que la neurociencia nos brinda.
Los límites saludables pueden dividirse en dos categorías: límites duros y límites blandos. Los límites duros son aquellos que nos protegen de situaciones que son inaceptables o perjudiciales para nosotros, sin excepciones. Estos límites no son negociables y representan una barrera de autoprotección. Por otro lado, los límites blandos son más flexibles y pueden adaptarse en ciertas circunstancias. Aunque preferiríamos que las cosas fueran de manera distinta, podemos aceptarlos sin comprometer nuestra integridad.
Existen diferentes tipos de límites, como los físicos, emocionales y relacionales. Los límites físicos están relacionados con el espacio personal, el contacto físico y la distancia cómoda para cada individuo. Los límites emocionales implican reconocer y respetar nuestros propios sentimientos y los de los demás, sin asumir o absorber las emociones ajenas. Los límites relacionales se refieren a las normas de trato, la comunicación, la frecuencia de las interacciones y las expectativas de la relación.
Establecer límites saludables puede resultar desafiante para algunas personas. Esto se debe en parte a la falta de claridad sobre nuestras propias necesidades y límites, así como a los bloqueos emocionales que pueden surgir, como la culpa o la vergüenza. Además, a menudo nos preocupamos más por lo que los demás piensan de nosotros que por ser auténticos con nuestras propias emociones y necesidades. Las experiencias previas de ser asertivos pueden generar miedo al rechazo o al abandono emocional, lo que dificulta aún más el establecimiento de límites claros.
La falta de límites saludables puede tener consecuencias negativas para nuestra salud emocional. Puede generar estrés, malestar, confusión y dificultad para escuchar nuestra propia brújula interna. Además, puede dar lugar a una acumulación de malestar que, descontrolada y alimentada por la ira, puede romper relaciones y generar sentimientos de culpa y autocrítica. La falta de límites también puede hacernos sentir infravalorados, angustiados y desesperanzados, afectando tanto nuestras relaciones personales como las laborales.
Para las personas altamente sensibles, establecer límites claros puede resultar particularmente desafiante debido a su naturaleza empática y a su tendencia a experimentar emociones de manera más intensa. Sin embargo, existen recomendaciones efectivas para ayudarles a establecer límites saludables:
Conocer tus necesidades y límites: Tómate el tiempo para reflexionar y comprender lo que es importante para ti y lo que no. Asegúrate de tener claridad sobre tus límites y necesidades antes de comunicarlos a los demás.
Ser asertivo: La asertividad es una habilidad fundamental para establecer límites claros. Aprende a expresarte de manera clara y directa sin ser agresivo ni pasivo. Practica decir "no" de manera respetuosa y firme, sin sentirte culpable por hacerlo.
Comunicar límites de manera clara y directa: Cuando necesites establecer un límite, hazlo de manera clara y directa. Utiliza un tono de voz firme y seguro. Sé específico acerca de lo que estás solicitando y explica por qué es importante para ti.
Establecer límites en el momento adecuado: Asegúrate de establecer tus límites en el momento adecuado. Si estás emocionalmente agitado o si la otra persona está ocupada o distraída, puede ser mejor esperar para abordar el tema en otro momento más propicio.
Ser flexible pero firme: Los límites pueden ser negociables hasta cierto punto, pero es importante que seas firme en relación a tus necesidades y límites no negociables. Encuentra un equilibrio entre ser flexible y ser claro y firme.
Hacer un seguimiento: Una vez que hayas establecido un límite, es importante hacer un seguimiento para asegurarte de que sea respetado. Si alguien los cruza, comunica tus sentimientos de manera clara y directa y hazlo en el momento oportuno.
Practicar la autocompasión: Establecer límites puede ser difícil y puede llevar tiempo sentirse cómodo haciéndolo. Sé compasivo contigo mismo y recuerda que establecer límites es una forma de autocuidado y amor propio.
Desde la perspectiva de la neurociencia, establecer límites saludables activa regiones cerebrales responsables del control emocional, la toma de decisiones y la regulación de las respuestas al estrés. Al establecer límites, estamos fortaleciendo nuestra capacidad para cuidar de nosotros mismos y mantener relaciones saludables.
En resumen, establecer límites saludables es esencial para nuestro bienestar emocional y para construir relaciones sanas. A través de la comprensión de nuestras necesidades y límites, la asertividad y la comunicación clara, podemos asegurar nuestro autocuidado, elevar nuestra autoestima y promover relaciones amorosas y respetuosas. A pesar de los desafíos, recordemos que el establecimiento de límites es un acto de amor propio y una forma de garantizar nuestra felicidad y bienestar en las interacciones con los demás.